La ansiedad y la depresión combinadas con
diversas sustancias que se administraban desencadenaron alucinaciones o
sensaciones de persecución, ataques de pánico; limitando sus actividades por
fobias o miedos intensos a diferentes objetos o situaciones.
La mayoría de jóvenes opto por utilizar los
estupefacientes como estrategia para afrontar diferentes situaciones o suplían
medicamentos psiquiátricos.
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